Necesitamos un enfoque internacional sofisticado para entender las necesidades de salud mental de chicos y chicas
Este artículo es una traducción, realizada por Anxo, de la versión original que se publicó en la revista Male Psychology el 10 de octubre de 2021
Cada año alrededor de 67.000 adolescentes mueren por suicidio en todo el mundo. Aunque la mayoría de los suicidios consumados son masculinos, la mayoría de los intentos de suicidio son femeninos. No es de extrañar que la depresión esté relacionada tanto con el intento de suicidio como con el suicidio consumado. Sin embargo, hay pruebas de que la actividad física disminuye la depresión, un factor de riesgo para el comportamiento suicida, posiblemente debido a que el ejercicio aumenta la autoestima y los niveles de serotonina.
Un estudio publicado el año pasado midió el impacto de la actividad física en los intentos de suicidio en 48 países. Los autores lo describieron como posiblemente “el estudio más representativo a nivel mundial sobre este tema hasta la fecha”. Incluyó a casi 137.000 adolescentes, hombres y mujeres, todos ellos escolares de 12 a 15 años.
Curiosamente, descubrieron que aunque los niveles altos de actividad física — como caminar a paso ligero, bailar, nadar y jugar al fútbol — se asociaban a un menor riesgo de intentos de suicidio en los chicos, los niveles más altos de actividad física se asociaban a un mayor riesgo de intentos de suicidio en las chicas.
¿Cómo pueden explicarse los resultados de este estudio transnacional? Algunas investigaciones demuestran que, en general, los hombres y las mujeres tienden a utilizar diferentes estrategias de afrontamiento. Por ejemplo, los hombres pueden preferir solucionar el problema que les causa angustia en lugar de hablar de sus sentimientos sobre el problema. Una estrategia de afrontamiento que le suele gustar a los hombres es el ejercicio físico, como ir al gimnasio o jugar al fútbol.
Algunas investigaciones han descubierto que los chicos tienden a disfrutar más que las chicas de jugar y ver deportes de equipo, posiblemente debido al apoyo social que se encuentra en los deportes de equipo. Por lo tanto, la cantidad de chicos y chicas que practican deportes de equipo es una variable importante a la hora de evaluar el impacto del ejercicio físico en la salud mental. Lamentablemente, el estudio transnacional solo formuló preguntas muy amplias sobre la actividad, lo que no permitió analizar los diferentes tipos de actividad que podrían haber elegido los participantes.
Otra limitación del estudio transnacional es que fue “transversal”, lo que hace difícil decir si los niveles de actividad tuvieron un impacto en los intentos de suicidio, o si las chicas que eran vulnerables a los intentos de suicidio estaban inclinadas a realizar más actividad física, tal vez debido a la insatisfacción con la imagen corporal o relacionada con los trastornos alimentarios.
Aunque la encuesta constaba de países de diversos niveles de renta y pretendía ser representativa a nivel mundial, la mayoría de ellos eran países de renta baja y media, y ninguno de los países estaba en Europa, Norteamérica y la encuesta no incluía países occidentalizados como Australia.
Hay que tener en cuenta que los datos utilizados en este estudio transnacional se habían recogido previamente en investigaciones apoyadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, por lo que los autores del presente estudio transnacional estaban limitados en cuanto a la sofisticación que podían aportar para abordar sus preguntas de investigación.
Aunque es necesario mejorar la investigación para identificar las razones por las que el estudio transnacional encontró que las chicas y los chicos se beneficiaron de manera diferente de la actividad física, este estudio nos recuerda que siempre debemos ser sensibles a las formas sutiles en que los hombres y las mujeres son diferentes en relación con su salud mental. Por encima de todo, debemos evitar la tentación de aplicar un enfoque de “talla única” a la salud mental, ya sea para los chicos y las chicas o para las diferentes culturas.
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El dr. John Barry es psicólogo, investigador, hipnoterapeuta clínico y cofundador de la Male Psychology Network (Red de Psicología Masculina), la BPS Male Psychology Section (Sección de Psicología Masculina de la BPS) y The Centre for Male Psychology (Centro de Psicología Masculina). También co-editor del Palgrave Handbook of Male Psychology & Mental Health (Manual Palgrave de Psicología Masculina y Salud Mental), y coautor del nuevo libro Perspectives in Male Psychology: An Introduction (Wiley) (Perspectivas en Psicología Masculina: Una Introducción [Wiley]).